sábado, 1 de enero de 2011

Nada.

Nada, eso es lo que escucho. El silencio impera sobre mi habitación, la oscuridad se cierne en mi interior, no esta el ruido de tus pisadas por nuestra casa, no esta tu risa flotando por el lugar, no encuentro tus zapatos junto a los míos, y tu ropa, en el armario ya no estará. Falta el olor de tu fragancia en la estancia, falta el sabor de tus labios con los míos, el último beso antes de dormir; faltan las películas de los domingos; faltan mis ganas de reír. Tu impaciencia te jugó una mala pasada, tu velocidad actuó contra lo que deseabas, nunca pensaste que yo te esperaba, nunca pensaste que te pasaría, nunca pensaste que jamas volverías. Nunca imaginaste que junto a tu vida, te llevarías también la mía.